La obra "El Triunfo del Interés" de Louis de Boissy se desenvuelve en un mundo teatral donde los personajes episódicos, encarnando conceptos abstractos como Arlequín, Fedra y Bancarrota, se entrecruzan en una serie de escenas breves. Estos personajes, lejos de ser simples mortales, representan fuerzas y valores en conflicto, siendo cada uno de ellos una voz singular que se dirige a Mercurio, el representante del Interés, opuesto al Honor.
La trama se teje a través de las interacciones entre estos personajes que encarnan valores opuestos, explorando las tensiones inherentes a las decisiones humanas cuando se ven enfrentadas entre el interés personal y la integridad moral. Mercurio, como la personificación del Interés, actúa como el catalizador de los eventos, manipulando las situaciones para poner a prueba la lealtad y la ética de los demás personajes.
Arlequín, el personaje,
Foto: Arcenio Dapr |
bufonesco, puede representar la astucia y la búsqueda de beneficios propios. Fedra, posiblemente asociada con la tragedia clásica, podría personificar la nobleza y el honor. Bancarrota, por otro lado, podría simbolizar las consecuencias económicas de las decisiones basadas únicamente en el interés financiero.
La comedia se despliega a medida que estos personajes, cada uno guiado por sus propias motivaciones, se encuentran en situaciones cómicas y absurdas. Las escenas breves permiten que la obra aborde una variedad de temas, desde la intriga y la seducción hasta la ironía de las decisiones motivadas por el interés en lugar de la virtud.
La obra alcanza su clímax cuando los personajes episódicos se enfrentan a dilemas morales y decisiones cruciales, todo bajo la atenta mirada de Mercurio. La interacción entre el Interés y el Honor se convierte en un duelo simbólico, reflejando las tensiones sociales y morales de la época.
En el desenlace, la comedia alegórica revela sus lecciones subyacentes. La sátira y la ironía se combinan para comentar sobre la naturaleza humana y la lucha constante entre los impulsos egoístas y las virtudes éticas. Al final, los personajes aprenden, a menudo de manera humorística, que el triunfo del interés sobre el honor puede tener consecuencias inesperadas y, en última instancia, no conducir a la felicidad duradera.
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